○El ego [1]

    El ego, que es el "yo", es el pensamiento y la mente. El ego no puede estar en un estado de no-mente.


   Para no ser dominados por el pensamiento, es necesario conocer el ego.


   Existen dos tipos de pensamiento. Uno es el pensamiento que surge espontáneamente en el subconsciente. El otro es el pensamiento intencional que surge de la planificación, entre otros. El primero está cargado de ansiedad, ira, arrepentimiento, inferioridad, deseos, basado en recuerdos del pasado y predicciones hacia el futuro. Algunos de estos pensamientos desaparecen rápidamente, mientras que otros ocupan firmemente la mente. El segundo tipo de pensamiento se utiliza cuando es necesario.



   La mayor parte del pensamiento consiste en la reproducción de recuerdos del pasado.


   Nacer como ser humano implica tener un ego. El pensamiento subconsciente es desencadenado por recuerdos del pasado. Después del pensamiento, vienen las palabras y las acciones, las cuales se convierten en características y personalidad. Si uno ha tenido una historia llena de fracasos, es probable que sienta una fuerte inferioridad, carezca de confianza, pierda la motivación y, en contraste, si uno ha tenido muchos éxitos, puede adoptar una perspectiva positiva y activa. Por estas razones, los seres humanos repiten los mismos comportamientos y enfrentan los mismos problemas una y otra vez.


   El "yo" o ego es un ciclo repetitivo de recuerdos pasados, pensamiento espontáneo subconsciente, emociones, palabras, personalidad, experiencias de vida, recuerdos pasados. Se alcanza el estado de no-mente y la existencia consciente se vuelve habitual cuando este ciclo de vida llega a su fin.


   Si se te pregunta "¿Quién eres?", podrías responder con tu nombre, género, ocupación, nivel educativo, rasgos de personalidad, experiencias pasadas, hobbies, etc. Estas respuestas describen el ego y están basadas en recuerdos y experiencias pasadas. No representan la verdadera esencia de uno mismo ni la naturaleza consciente.


   El ego es el pensamiento, la mente, el deseo, la afirmación del "yo", la auto-preocupación, la auto-afirmación, la sutilidad, la persistencia, el resentimiento, el desprecio, la dictadura, el egocentrismo, la fealdad, la vulgaridad, la audacia, la terquedad, la astucia, la falta de vergüenza, la mentira, la irresponsabilidad, la evasión, la insaciabilidad, la codicia, la arrogancia, el robo a otros, el cálculo egoísta, la falta de compartir, la injusticia, la deshonestidad, la vanidad, el sentido de superioridad, los delirios de persecución, la dependencia, la expectativa, la decepción, la oscuridad, la infelicidad, el sufrimiento, la negrura, la desconfianza, la maldad, la brutalidad, la agresión, la intimidación, la violencia, la rudeza, la malicia, el acoso, la inestabilidad emocional, la inquietud, la aversión al aburrimiento, la falta de estabilidad, el desorden, la suciedad, la confusión, la falta de orden, la exclusión, el rechazo, la polarización, el sectarismo, la discriminación, la opresión, la estrechez de mente, la inferioridad, la timidez, la humildad falsa, el orgullo, el deseo de ganar siempre, el deseo de destacar, la timidez, el deseo de aprobación, la pretensión de grandeza, el miedo, la debilidad, la miseria, la soledad, la tristeza, la desesperanza, el fracaso, la falta de amor, el hedonismo, la adicción, la sensibilidad, la vulnerabilidad y todos los aspectos negativos que se puedan imaginar.


   Aunque los seres humanos tienen una esencia de amor subyacente en la conciencia, el ego cubre completamente esa superficie. A medida que las nubes del ego se disipan, las personas muestran más acciones llenas de amor y compasión.


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