Los habitantes de una sociedad monetaria suelen comprar sus alimentos en supermercados y tiendas de conveniencia. Por ello, es habitual comer verduras, carne y alimentos procesados que contienen pesticidas, aditivos alimentarios y azúcar blanco.
Los aditivos alimentarios incluyen, por ejemplo, alimentos con levadura, manteca (aceite y grasa vegetal), coagulantes, aromatizantes, emulsionantes, ajustadores del pH, expansores, edulcorantes, colorantes, conservantes, estabilizadores espesantes, antioxidantes y agentes antifúngicos. Se utilizan "para que los alimentos tengan buen aspecto", "para que se conserven durante mucho tiempo" y "para que sepan bien", con el objetivo de que los consumidores los quieran, los compren y se beneficien de ellos.
El azúcar blanco es transportado al torrente sanguíneo en poco tiempo después de comer, provocando un rápido aumento de los niveles de azúcar en sangre. Si esto se repite, el cuerpo acabará produciendo menos insulina para reducir el nivel de azúcar en la sangre, lo que facilita el desarrollo de la diabetes.
Si cultiva verduras sin pesticidas en un huerto cercano a su casa, puede cosecharlas allí y comerlas frescas de inmediato. Esta sería la forma más sencilla, rápida y menos estresante de comer. Sin embargo, cuando se añaden las condiciones de la producción en masa, el transporte a larga distancia, el almacenamiento a largo plazo y la adquisición por parte del consumidor, como en la sociedad monetaria, los alimentos se transforman en comida que dista mucho de su estado natural, conteniendo pesticidas, aditivos alimentarios y azúcar. Además, el estrés, el exceso de comida, la falta de ejercicio, el exceso de trabajo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol se entremezclan para formar enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, el cáncer y la apoplejía.
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