En un estudio sobre los miembros de las bandas, se descubrió que los que se unen a las bandas en la edad adulta tienen una cosa en común: fueron criados sin el suficiente amor y afecto de sus padres durante el periodo de desarrollo de la personalidad, desde el nacimiento hasta los 20 años. El mismo denominador común se observa en los hombres y mujeres que se convierten en delincuentes en la adolescencia. Otros factores son pertenecer a una familia pobre o haber sido discriminado por su región de origen o nacionalidad. La raíz más profunda de este problema es que cuando una persona que ha crecido sin amor tiene un hijo, no sabe cómo darle amor, y el niño crece falto de amor, lo que lleva a un círculo vicioso de delincuencia.
En la aldea de Prout no hay personas en situación de pobreza y, por tanto, todos los padres tienen tiempo suficiente en su vida para amar a sus hijos. Es poco probable que se produzca este problema, pero si hay una clara falta de afecto en una familia, esto puede manifestarse en forma de delincuencia en el niño, y si esto ocurre, el gobierno local puede hacerse cargo del niño y permitir que otro padre sustituto lo críe. Esto es posible porque todos tienen acceso gratuito a la vivienda y a las necesidades diarias, y pueden permitirse vivir.
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