Es relativamente fácil crear un producto armonioso si se parte de los elementos centrales. El elemento central es el punto de venta o la característica del producto, y es el elemento que tiene la mayor influencia entre los elementos que componen el producto.
Por ejemplo, para un sitio de búsqueda en la web, la calidad de los resultados de la búsqueda en sí es el punto de venta, por lo que la función de búsqueda se convierte en el elemento central. Si se quiere fabricar un coche que corra rápido, el primer elemento es el motor y el segundo la forma. Si quieres hacer una silla cómoda, los elementos centrales son la forma y los materiales que entran en contacto con la piel. En el caso de la cocina, el primer elemento es el sabor, el segundo la presentación y el tercero el recipiente.
Completar el elemento central hasta cierto punto significa que se ha completado la mayor parte del producto, por lo que sólo es cuestión de ajustar las características de los demás elementos al elemento central. Además, la calidad del producto terminado se conocerá en cierta medida antes de la finalización, y el número de días que faltan para la finalización será más concreto, lo que facilitará el mantenimiento de la concentración. Además, si se trabaja en grupo, ayuda a mantener la motivación del equipo.
Por ejemplo, cuando se hace una gran limpieza, se pueden mover los muebles grandes y luego limpiar los rincones. Esto significa que la mayor parte del trabajo ya está hecho y sólo quedan por limpiar las partes pequeñas. Y como se puede calcular en cierta medida el tiempo de acabado, resulta más fácil mantener la concentración.
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